martes, 3 de noviembre de 2009

¿De qué esta hecho el corazón?

No es mia, es del Sol...

Y me pregunto de que esta hecho el corazon...
A veces de leña por que arde y quema...

A veces de sal y azucar...
para darle sabor a la vida

A veces de perfume...
por que va detra de ti

A veces de pan...
para darte de comer y saciarte

A veces de viento...
por que se deja llevar

A veces de sueños...
por que al cerrar los ojos te puedo ver

A veces de oro...
por que siente muy preciado

pero muchas vces de amor...
por que sigue amando,
adolorido
parchado.

Si me preguntas de que esta hecho mi corazón
diria de tu amor que lo cura,
de tu dulzura q lo acaricia,
de tus lagrimas que lo lavan.

De tu sonrisa q le da el impulso a latir,
de tu voz que...
al final de todo y de tanto

Simplemnte mi corazón esta hecho de ti...

miércoles, 10 de junio de 2009

Crónica de una peruana en Asunción

Estoy embarazada de Lugo

No, no es parte del titular de esta mañana, tal vez de boca de una o dos, o tres o doce o diecisiete mujeres de Asunción; la cuenta del imaginario colectivo y esperado varía proporcionalmente al estado de ánimo y el lugar donde comenten los asuncenos el curioso incremento, casi en progresión geométrica, de la familia presidencial; es una realidad: yo estoy embarazada de Lugo.

El primer síntoma de el embarazo fueron las nauseas, tan comunes en estos casos, justo como reacción del cuerpo frente al ente extraño que provoca cambios en nuestra anatomía y Lugo, la mañana del miércoles mientras escuchaba la noticia de su segundo hijo en televisión; en el momento exacto en el que creía que iba a reponerme del primero ya reconocido y la parte episcopal de mi corazón dejaría de sufrir, me dio nauseas; tantas que perdí el apetito frente a los ñoquis en salsa rosada que Madeleine “el mejor sabor de la ciudad” como reza el slogan que Andrés repite cada programa, había mandado hasta mi mesa en canal 2.

Se perfectamente que no soy la única viviendo o sobreviviendo este embarazo, es más la gran parte de la población paraguaya esta muchísimo más embarazada que yo, lo sé por las sonrisas sarcásticas, por el tono jocoso de las conversaciones que tocan el tema, por la sorna de la “Lugo cumbia” y es que como todo buen arlequín o buen actor acostumbrado a los desaires, en su propia amargura; el cómico sólo ríe, sólo hace una broma para evitar llorar; esa risa burlona de mis compañeros paraguayos, la sonrisa que me muestran cuando tocamos el tema es una máscara para no dejarse abatir con sentimientos quien sabe si más o menos dignos que la actuación.

Este es un embarazo colectivo y no es una broma aprovechando la curiosa analogía que nos ha permitido descubrir la fertilidad del entonces obispo de San Pedro: el Paraguay, la gente que nutre al país, Latinoamérica y seguramente una parte que hasta ahora permanece silenciosa pidiendo el lavatorio de agua para unas manos ya acostumbradas a estos enceres en Roma también se siente afectada y es que Lugo nos ha embarazados a todas y a todos, nos ha avergonzado, nos ha dejado en cinta de desencanto, rabia y resignación , y me expreso como afectada, como extranjera con mucha suerte que reside unos meses paradisiacos en este país de la gente amable y la naturaleza imparable que brota entre las veredas; escribo como parte de esta América porque el caso de un hijo no reconocido de un presidente, de un sacerdote, de un ministro, empresario, del vecino del barrio no me es ajeno, ni a mi país, ni a mi pueblo y es que creo firmemente que Latinoamérica es a pesar de sus fronteras y nombres distintos un solo pueblo, un ente unido que siente, comparte y sufre las mismas decepciones, que se desangra con los mismos dolores y sufre las mismas enfermedades especialmente en lo que se refiere a autoridades.

En este punto crucial del embarazo, me asalta una duda, una angustia, un desasosiego, un miedo que miedoso en si mismo avanza a hurtadillas inteligentemente rodeando mi mente, esperando un descuido para poder tomarla por sorpresa y es que aún sabiendo que este embarazo es compartido, no sé si el fruto se pierda en el camino. Quisiera saber si la semilla concebida en desengaño y fingida apatía, que da sus pequeñas pataditas en titulares de diarios y comentarios de prensa, en el mensaje de texto que circula con el “padre nuestro” versión “hijos de Lugo” y todos los comentarios por los pasillos de la facultad, llorará al nacer. Intento imaginar utópicamente que daremos a luz todos los seres embarazados y afectados un mismo niño: hijo de Lugo, hijo de García, hijo de Chávez, hijo de Morales, hijo del ministro, el empresario, el vecino, de Roma y del hombre; hijo de la falsa sonrisa que sirve para ocultar la vergüenza, para evitar llorar, para que simplemente deje de doler, hijo de lo oculto, del silencio, de la espera, hijo de la rabia, hijo de los furores que se van pudriendo dentro nuestro, de las ganas de cambiarlo todo; hijo que con su fuerte llanto derribará por fin las murallas de la resignación y se hará escuchar por todos y por todas; hijo revolucionario que quiere ser reconocido y aceptar que nos embarazamos de resentimiento por descuido, por resignación y que es tiempo de evitarlo.

Sin embargo temo y temo mucho que el niño utópico muera en el camino absorbido por algún escándalo de turno o por el circo que se puede hacer exponiendo a los niños de carne y hueso, separándolos, tomándolo como anécdota y dejando que nuestra negación termine negando nuestra concepción; temo que el miedo a encarar la responsabilidad y el dolor de una frustración haga que el cómico termine viviendo en la comedia y el niño sea silenciado cuando nazca y se le enseñe como se enseño todos los demás niños de América, los niños de conciencia y los de carne que hay que guardar silencio para estar tranquilos y que para conseguir el derecho que debería venir inherente a la existencia como el reconocimiento, el respeto o la expresión hay que luchar mucho y soportar mucho también. No, no sólo es parte del titular de esta mañana: Yo estoy embarazada de Lugo.